viernes, noviembre 30, 2007
martes, noviembre 20, 2007
lunes, noviembre 12, 2007
Spiral 11
By Vicho & Neb.7 de noviembre “número de la suerte para este día” decía mi horóscopo, “es el 13 (número mágico)”
¡Y que día tan mágico!
Conversando con Yanis a la hora de la comida, justo de magia y metafísica, transcurrió el día. 4pm, una llamada inesperada para Yanis.
(Gerd, pintor, al que conoció unos días atrás en un museo, entre teorías de repostería y geografía, conversaban sobre las pinturas y en breve, la confianza afloró en sus seres a lo cual concluyo en que se pasaran sus teléfonos).
Yanis: ¡Hola!, ¿quién habla?
Gerd: Hola Yanis soy Gerd el del museo.
Yanis: ¡Ah! Hola, ¿cómo estás?
Gerd: Bien acá llamándote para ver qué día nos vemos, para ver lo de la exposición colectiva que te comenté quiero hacer.
Yanis: Ah muy bien, pues pon día y hora. Este fin de semana no puedo, quizás la próxima semana.
¿Estás en tu casa?
Gerd: Sí
Yanis: Ah pues pásame el número y te marco ahí.
Gerd: Ok
Yo sólo observaba a Yanis. Y ella en actitud de: “este cuate me esta cuenteando le daré el avión”
De pronto…
Yanis le marca: Hola Gerd, ya estamos. Te comentaba este fin de semana no puedo porque es mi cumpleaños el sábado.
Gerd: (risa) el mío es el domingo 11.
Yanis: ¿En serio?, mira que bien.
Con una mirada que de pronto invadió un destello tenue, siguió conversando. Yo atento a ella me quedé.
Gerd: Sí, nací el 11 de Noviembre (mes 11) de 1974 (7+4=11) a las 11:30.
En ese instante su vibra cambió, ese brillo tenue en su mirada se convirtió en una ráfaga de luz cegadora que invadía la oficina, y en su rostro se dibujaba una sonrisa que, a mí, en particular me impactó. Mientras ella repetía lo que Gerd decía, yo escuchaba, y mi vibra cambió también, entre la conversación yo interrumpía y decía ¡no inventes! demasiadas coincidencias eran como demasiado” (con tono sarcástico y burlón le decía que le colgara).
Yanis: En serio, ¡qué loco!. Pues mira si quieres nos vemos el día de hoy. Dame tu dirección y te caigo como a las 7.
Gerd: Ok, pues te veo al rato.
Yanis cuelga el teléfono, sonriente e iluminada me pide que vaya con ella, que la acompañe, que sería increíble descubrir qué diablos existe en esa magia extraña que acaba de descubrir con un nuevo 11:11.
6pm, entre que imprimíamos un stiker y lo cortábamos para decorar una parte de la ciudad, apresurados apagamos las computadoras. Alistábamos nuestras cosas y nos despedíamos de los compañeros. Abordamos un taxi y luego un microbús y luego otro más, hasta que llegamos a nuestro destino después de varios minutos.
Yanis: Gerd, hola, estamos aquí afuera de tu casa, sal a abrirnos.
Gerd: ok voy por ustedes.
Un tipo delgado, atractivo, tez blanca, alto, estilo Dalilesco, en jeans negros y chamarra deportiva, se acercó a Yanis, se saludaron y me presentó. En ese momento ni ella, ni yo, jamás pensamos en que momento empezaba la verdadera magia.
En su departamento había dos sujetos más y una chica extranjera que no hablaba el español. Nos saludamos y presentamos como se escribe en el libro de las reglas básicas de las buenas costumbres y nos empezó a enseñar sus obras.
Entre hongos, caballos, hadas, peyotes y viajes. Comentaban de Amatlán, Tótems, ventanas y puertas. Amigos en común, risas, macrocosmos y microcosmos, pintura, amarillos, morados, y rojos. Transcurrió la noche, la magia se vibraba, respiraba, olía, tocaba, minuto tras minuto nos envolvía. Más risas, más magia, más, más y más… Hasta que sonó la ultima campanada, Yanis y yo teníamos que partir y dejar esa fiesta, esa reunión llena de experiencias, convivencia, poder, universos y viajes. Nos despedimos de la concurrencia y Gerd nos acompañó hasta la puerta.
Yanis: Muchas gracias Gerd por esta experiencia tan chingona.
Gerd: Nel, gracias a ustedes por participar y vivir la magia.
Yo: súper buen viaje, carnal, fue un placer.
Y entre que nuestras palmas se tocaban, Gerd nos enseña un ritual maya. Que simboliza la Espiral del origen, de la perfección y del poder universal en la cultura maya. Nos pide hacer un triángulo, con nuestros cuerpos como vértices, tocando una a una las puntas de los pies y formando con nuestra mano derecha la espiral triangulada. Al momento empieza a girar nuestros puños y clama en voz alta “In Lakech - Hala Ken” (yo soy otro tu - tu eres otro yo). Y arrojamos la energía al cosmos, con fuerza levantando nuestros puños al cielo. La ultima despedida con Gerd y nos fuimos, caminamos unos pasos hacia una tienda para comprar algunas golosinas para el camino, y de pronto, pasos más adelante cambió el panorama…
…Fue como salir de la Gloria para entrar al infierno. Un sujeto que con trabajos podía mantenerse en pie, nos pide un tabaco, a lo cual respondimos con amabilidad: “no traemos”. Seguimos unos pasos más adelante y preguntó Yanis, “los escucho muy cerca ¿vienen atrás?” Ella responde que si y son cuatro, ¡corramos! Recuerdo que dijo ella, y sin pensar nuestras piernas se activaron y corrimos. ¿Cuánto? no sé, ¿A qué velocidad? Ni idea, sólo sé que corrimos y corrimos hasta ponernos a salvo.
Murmurábamos, pensábamos, dialogábamos al respecto, tanta magia, tanto conocimiento, maldad, mal viaje, buen viaje, ¡qué diablos!, un todo, un nada, dualidad, espejos, muchos 11, muchos 7, dragones, tigres y gallos, espirales, morados y rojos. Y más que nervios, ambos estábamos como… “¿qué fue todo esto?”…
¡Ah!, que día, ese 7 de 11, y hoy 8 a las 11:40 termino exhausto y meditabundo.
¡Y que día tan mágico!
Conversando con Yanis a la hora de la comida, justo de magia y metafísica, transcurrió el día. 4pm, una llamada inesperada para Yanis.
(Gerd, pintor, al que conoció unos días atrás en un museo, entre teorías de repostería y geografía, conversaban sobre las pinturas y en breve, la confianza afloró en sus seres a lo cual concluyo en que se pasaran sus teléfonos).
Yanis: ¡Hola!, ¿quién habla?
Gerd: Hola Yanis soy Gerd el del museo.
Yanis: ¡Ah! Hola, ¿cómo estás?
Gerd: Bien acá llamándote para ver qué día nos vemos, para ver lo de la exposición colectiva que te comenté quiero hacer.
Yanis: Ah muy bien, pues pon día y hora. Este fin de semana no puedo, quizás la próxima semana.
¿Estás en tu casa?
Gerd: Sí
Yanis: Ah pues pásame el número y te marco ahí.
Gerd: Ok
Yo sólo observaba a Yanis. Y ella en actitud de: “este cuate me esta cuenteando le daré el avión”
De pronto…
Yanis le marca: Hola Gerd, ya estamos. Te comentaba este fin de semana no puedo porque es mi cumpleaños el sábado.
Gerd: (risa) el mío es el domingo 11.
Yanis: ¿En serio?, mira que bien.
Con una mirada que de pronto invadió un destello tenue, siguió conversando. Yo atento a ella me quedé.
Gerd: Sí, nací el 11 de Noviembre (mes 11) de 1974 (7+4=11) a las 11:30.
En ese instante su vibra cambió, ese brillo tenue en su mirada se convirtió en una ráfaga de luz cegadora que invadía la oficina, y en su rostro se dibujaba una sonrisa que, a mí, en particular me impactó. Mientras ella repetía lo que Gerd decía, yo escuchaba, y mi vibra cambió también, entre la conversación yo interrumpía y decía ¡no inventes! demasiadas coincidencias eran como demasiado” (con tono sarcástico y burlón le decía que le colgara).
Yanis: En serio, ¡qué loco!. Pues mira si quieres nos vemos el día de hoy. Dame tu dirección y te caigo como a las 7.
Gerd: Ok, pues te veo al rato.
Yanis cuelga el teléfono, sonriente e iluminada me pide que vaya con ella, que la acompañe, que sería increíble descubrir qué diablos existe en esa magia extraña que acaba de descubrir con un nuevo 11:11.
6pm, entre que imprimíamos un stiker y lo cortábamos para decorar una parte de la ciudad, apresurados apagamos las computadoras. Alistábamos nuestras cosas y nos despedíamos de los compañeros. Abordamos un taxi y luego un microbús y luego otro más, hasta que llegamos a nuestro destino después de varios minutos.
Yanis: Gerd, hola, estamos aquí afuera de tu casa, sal a abrirnos.
Gerd: ok voy por ustedes.
Un tipo delgado, atractivo, tez blanca, alto, estilo Dalilesco, en jeans negros y chamarra deportiva, se acercó a Yanis, se saludaron y me presentó. En ese momento ni ella, ni yo, jamás pensamos en que momento empezaba la verdadera magia.
En su departamento había dos sujetos más y una chica extranjera que no hablaba el español. Nos saludamos y presentamos como se escribe en el libro de las reglas básicas de las buenas costumbres y nos empezó a enseñar sus obras.
Entre hongos, caballos, hadas, peyotes y viajes. Comentaban de Amatlán, Tótems, ventanas y puertas. Amigos en común, risas, macrocosmos y microcosmos, pintura, amarillos, morados, y rojos. Transcurrió la noche, la magia se vibraba, respiraba, olía, tocaba, minuto tras minuto nos envolvía. Más risas, más magia, más, más y más… Hasta que sonó la ultima campanada, Yanis y yo teníamos que partir y dejar esa fiesta, esa reunión llena de experiencias, convivencia, poder, universos y viajes. Nos despedimos de la concurrencia y Gerd nos acompañó hasta la puerta.
Yanis: Muchas gracias Gerd por esta experiencia tan chingona.
Gerd: Nel, gracias a ustedes por participar y vivir la magia.
Yo: súper buen viaje, carnal, fue un placer.
Y entre que nuestras palmas se tocaban, Gerd nos enseña un ritual maya. Que simboliza la Espiral del origen, de la perfección y del poder universal en la cultura maya. Nos pide hacer un triángulo, con nuestros cuerpos como vértices, tocando una a una las puntas de los pies y formando con nuestra mano derecha la espiral triangulada. Al momento empieza a girar nuestros puños y clama en voz alta “In Lakech - Hala Ken” (yo soy otro tu - tu eres otro yo). Y arrojamos la energía al cosmos, con fuerza levantando nuestros puños al cielo. La ultima despedida con Gerd y nos fuimos, caminamos unos pasos hacia una tienda para comprar algunas golosinas para el camino, y de pronto, pasos más adelante cambió el panorama…
…Fue como salir de la Gloria para entrar al infierno. Un sujeto que con trabajos podía mantenerse en pie, nos pide un tabaco, a lo cual respondimos con amabilidad: “no traemos”. Seguimos unos pasos más adelante y preguntó Yanis, “los escucho muy cerca ¿vienen atrás?” Ella responde que si y son cuatro, ¡corramos! Recuerdo que dijo ella, y sin pensar nuestras piernas se activaron y corrimos. ¿Cuánto? no sé, ¿A qué velocidad? Ni idea, sólo sé que corrimos y corrimos hasta ponernos a salvo.
Murmurábamos, pensábamos, dialogábamos al respecto, tanta magia, tanto conocimiento, maldad, mal viaje, buen viaje, ¡qué diablos!, un todo, un nada, dualidad, espejos, muchos 11, muchos 7, dragones, tigres y gallos, espirales, morados y rojos. Y más que nervios, ambos estábamos como… “¿qué fue todo esto?”…
¡Ah!, que día, ese 7 de 11, y hoy 8 a las 11:40 termino exhausto y meditabundo.
lunes, noviembre 05, 2007
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